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lunes, 14 de marzo de 2011

Simulacro.

¡Buenos días mundo! Son las 07:00 de la mañana,a mis ojos aún les cuesta abrirse del todo,mi ventana deja pasar unos rayos de luz bastante tenues que anuncian la llegada de un nuevo día y mi despertador no deja de sonar.
Me desperezo y saco un brazo por encima de las sábanas, tengo frío, un frío matutino, aparto las sábanas y me siento en el borde de mi cama, rápidamente cojo mi vestido blanco nuevo con un diminuto cinturón marrón ¡Que ganas tenía de estrenarlo! En pocos segundos me agacho para coger mis sandalias,también, de color marrón para calzármelas.
Voy al baño me coloco un moño hacia arriba y me refresco la cara, ahora es el turno de las ansiadas tostadas de mermelada que tanto me gustaban.
Salgo hacía la calle, el viento matutino acariciaba mi rostro fresco de buena mañana, lo único que se oía eran los pájaros cantar.
Yo caminaba entre felinos que corrían debajo de los coches, de algunas hojas caídas y también del murmullo de la gente.

Llegué al monte, me senté en una roca debajo de unos árboles de grandes copas, el contraste de luces y sombras era espectacular, mi vista alcanzaba lugares preciosos, la calma en aquel lugar era total.
Después de una hora contemplando el paisaje volví a terreno firme, otra vez el murmullo de la gente , otra vez los felinos correteando debajo de los coches y las hojas caídas de los arboles.
Sabía que ese lugar siempre estará allí,donde yo podía ir sin que nadie me molestase, que nada ni nadie me hiciera salir de mis pensamientos, donde poder gritar a los cuatro vientos lo que sentía por aquella persona,por aquellas personas o por como me sentía yo misma. Dónde poder ponerme la ropa que más me gustaba y sentirme única en el mundo.

Si existe ese lugar, solo hay que encontrarlo , no buscarlo.

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